Una enfermedad crónica disminuye nuestra autoestima porque afecta nuestra identidad y, en ocasiones a nuestra autoimagen. Sufrir una dolencia que no tiene cura, como la endometriosis, puede reducir nuestra sensación de control y seguridad, aumentando nuestra dependencia y sentimientos de incapacidad.
Una persona con baja autoestima suele pensar de forma negativa sobre sí misma pero la baja autoestima se sustenta más en creencias que en hechos y las creencias se pueden cambiar.
Causas
Cada persona sigue su camino en la vida propio y único y se va formando su autoestima. El proceso suele ser gradual y puede no darse cuenta. En esa construcción, las experiencias que atraviesa y las personas con quienes se relaciona influyen decisivamente.
Durante los primeros años de la vida, y también de adulta, puede vivir experiencias negativas que pueden dañar su autoestima y comenzar a sentirse poco valiosa. Algunas de esas experiencias pueden ser:
* Ser víctima de abusos (sexuales, físicos o emocionales) y la pérdida de control asociada a ellos [la violencia institucional, hospitalaria o ginecológica son abusos, el negar tu dolor es abuso]
* Haber visto desatendidas sus necesidades básicas en la infancia.
* Fracasar en cumplir con las expectativas de sus padres.
* Sentirse el “bicho raro” de la escuela.
* Sufrir discriminación (por discapacidad, apariencia, estatus social o cualquier otra circunstancia).
* Verse empujada por la presión social para seguir determinadas normas.
* Sufrir acoso o bullying laboral.
* Padecer enfermedades que condicionen sus actividades cotidianas o impacten en su calidad de vida.
* Sufrir por la pérdida de personas importantes de su vida.
* Sufrir por exclusión social y soledad.
* Afrontar el desempleo o condiciones laborales precarias.
Al atravesar experiencias dolorosas como ésas, la persona puede ir formándose una opinión negativa sobre su apariencia, su inteligencia o sus capacidades. Y, cuando ocurre algo que le hace recordar esas experiencias vividas, adopta una actitud negativa a la hora de enfrentarse a las nuevas experiencias.
Dependiendo de lo intensas y arraigadas que estén las creencias negativas sobre sí misma puede sentirse mal o incluso fatal y quizás trate de evadir ese mal trago. Pero lo malo de intentar escapar de esa experiencia es que eso re-confirma sus creencias negativas: Se hacen más fuertes. Y de esta forma disminuye la posibilidad de superar una situación similar en el futuro. Se construye un círculo vicioso que parece indestructible pero no lo es porque se sustenta en creencias que se pueden cambiar.

Consecuencias
De una u otra manera, todas las áreas de la vida quedan afectadas cuando la persona piensa así de mal sobre sí misma. Veamos algunas de las situaciones más comunes:
*Puede embarcarse en relaciones personales tóxicas, destructivas, porque no se hace valer para ser tratada con el respeto y amor que merece cualquier persona.
*Puede decidir no involucrarse en muchas actividades para evitar las críticas de la gente, porque se las toma muy a pecho.
*Puede que evite tareas por miedo a no hacerlo perfecto o, incluso, que deje de optar a algún puesto de trabajo por no verse lo suficientemente buena para el mismo.
Si, en lugar de esas creencias negativas, la persona tuviese una autoestima sana, tendría mejores herramientas para afrontar esas situaciones.
FUENTE: La información que has leído es una adaptación al español de la publicada en la página Mind.org, sobre la baja autoestima