romper el silencio

Romper el silencio pasa por contar lo que ocurre con nuestros cuerpos con o sin útero, en un doble guiño a los compañeros trans y a las compañeras histerectomizadas. Romper el silencio pasa por nuestras narrativas de salud y enfermedad, por registrar cada acto médico benefactor pero también maltratador. Romper el silencio pasa por recoger testimonios de supervivientes de la violencia ginecológica, obstétrica y de clase. Romper el silencio pasa por visibilizar dolores y malestares desdeñados por la medicina convencional y por la sociedad capitalista. Romper el silencio significa salir del armario menstrual (o menopáusico) y compartir informacion médica con desconocidas en redes sociales.

Romper el silencio pasa por solidarizarse con las mujeres que ni siquiera tienen acceso a agua potable y letrinas, no ya dispositivos para la higiene menstrual. Romper el silencio es denunciar y señalar las negligencias médicas, las mentiras farmacéuticas, el ocultamiento de información. Romper el silencio es reclamar derechos sanitarios universales y acceso a la mejor atención en la sanidad pública. Romper el silencio es decir: «No puedo cuidar de ti ni de mí» o «No puedo trabajar» porque tengo endometriosis y que se hagan cargo otros, sobre todo otros, de nosotras. Romper el silencio es chillar de dolor y desesperación cuando duelen las entrañas, todos los días de tu vida fértil. Romper el silencio es no poder salir de casa o caminar del dolor y decírselo a tu jefa. Romper el silencio es contar que no puedes tener relaciones sexuales o un simple orgasmo porque te va a doler la tripa. Romper el silencio es declarar solemnemente que el dolor de regla no es normal y que no tener dolor y ser atendidas por la Medicina es un derecho humano de las mujeres… con endometriosis.

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